Origen de las bastidas francesas e inglesas en suelo francés: Monpazier y Monflanquin
Cuando viajamos por las carreteras secundarias del suroeste de Francia, podemos encontrar unas poblaciones -en algunos casos fortificadas-, que se desarrollaron durante la Edad Media y son denominadas como "bastidas".
Las bastidas eran originalmente tanto francesas como inglesas.
Breve y necesaria información sobre Aquitania y su ocupación por ingleses y franceses y el desencadenamiento de la Guerra de los Cien Años
Aquitania, como tal, se forma en el siglo VII en forma de ducado dependiente del reino franco. En el año 877 queda dividido en dos partes: el ducado de Gascuña y el ducado de Aquitania. Ambos volverían a agruparse en el año 1058.
En 1122, nace en Poitiers la que sería conocida como Leonor de Aquitania. Este personaje tendría enorme importancia en el futuro del ducado, simplemente por la elección de sus futuros maridos.
Cuando Leonor tiene la edad de 8 años, fallece su hermano William, único varón de la familia, con lo cual pasa ella a ser la futura heredera del ducado de Aquitania, lo que sucede al morir su padre en el año 1137. Casualmente, en el momento de fallecer su padre, éste estaba buscando una nueva esposa para engendrar un varón que heredase el ducado, hecho que de hacer ocurrido hubiese tenido enorme trascendencia en los sucesos futuros.
Este ducado ocupaba una gran extensión, que iba de los Pirineos hasta el valle del Loira. Ello suponía un atractivo para el rey francés y tal vez por ello, en 1137, a los dos meses de fallecer el padre de Leonor, ésta se convierte en esposa de Louis, que a su vez, un mes después, se convertiría en el rey Louis VII de Francia.
El carácter de Leonor engendró fuertes tensiones con su familia política y con el clero. Obligado por éste, en el año 1147 el rey francés participa en la Segunda Cruzada, acompañado de su esposa Leonor. A su regreso en 1152, a pesar de tener una segunda hija, obtienen la anulación de su matrimonio en base a su parentesco. Leonor seguirá conservando el dominio de Aquitania.
Dos meses después de su anulación matrimonial con el rey francés, Leonor se casa con Henry Fitz-Empress, duque de Normandía y conde de Anjou. Sólo dos años después su marido se convierte en el rey Enrique II de Inglaterra. Esto conlleva una Aquitania ampliada, en una extraña situaciçon política que fue denominada como imperio Angevino, en el cual ambos eran reyes de Inglaterra pero vasallos de la dinastía francesa de Anjou.
De este matrimonio habrían de nacer ocho hijos, de ellos dos futuros reyes ingleses.
Tal vez motivada por los celos, Leonor incita a sus hijos a rebelarse contra el padre, apoyados por el rey Felipe II de Francia. Leonor Acabará en prisión hasta 1189, en que muere su marido, el rey Enrique II.
Antes de eso, hacia 1170, su hijo Ricardo "Corazón de León" se convirtió en conde de Poitiers y duque de Aquitania. En 1204, a la muerte de Leonor, el ducado de Aquitania pasa a ser posesión inglesa en suelo francés.
En el Tratado de París del año 1259 Enrique III de Inglaterra renuncia a todas las posesiones y derechos de Normandía y Anjou, quedándose con Gascuña y Aquitania, que había heredado por vía materna, pero que conservaría pagando un tributo a Francia.
En 1272 llega al trono inglés su hijo Eduardo I. Fue el primer rey verdaderamente inglés y que sólo hablaba en ese idioma. Dedicó su reinado a resolver problemas internos con los barones ingleses. En plena guerra con Escocia, el rey francés Felipe IV le confisca el ducado de Aquitania, aunque llegaría a recuperarlo de nuevo.
Al morir en 1307, toma el trono inglés su hijo Eduardo II, que al año siguiente concierta un matrimonio de conveniencia con Isabel, hija del rey francés Felipe IV.
En el año 1325 Eduardo II envía a su esposa Isabel a Francia a negociar un tratado de paz, pero ella, una vez llegada a este país, se rebela contra el rey inglés y provoca la invasión de la isla, capturando al rey Eduardo II y obligándole a abdicar a favor de su hijo Eduardo III, que tenía entonces 14 años de edad. Eduardo II murió en la prisión a los pocos meses, posiblemente asesinado. Pero Eduardo III, cuando tenía 17 años, re rebeló a su vez contra su propia madre, la regente.
Surge la Guerra de los Cien Años
En Francia llega al poder Felipe VI de Valois, que codicia Guyena por su importancia económica y militar, y por el hecho de tocar las narices al rey inglés, presta ayuda a Escocia, que estaba en permanente guerra con Inglaterra. Eduardo, a su vez, interfiere con mala fe en el negocio pañero del condado de Flandes, que es vasallo de Francia. Este negocio dependía de la lana inglesa.
Con estas maniobras, el rey francés confisca Guyena y Eduardo anula el vasallaje del ducado a Francia y a la vez reclama su derecho al reino de Francia, dado que él es el último descendiente de la dinastía capeta. Aquí y de esta manera es donde comienza la guerra de los Cien Años.
El rey inglés, mucho mejor preparado en armamento y tropa, penetra en Francia a través de Flandes con la ayuda del emperador alemán, ayuda que no serviría de nada, fracasando la invasión. Posteriormente volvería a intentarlo por Normandía y a partir de este momento se alargaría la guerra, con altibajos permanentes, en los que aparece la conocida peste negra para sembrar aún más la muerte en el continente.
En el año 1450 el rey francés Carlos VII ataca Normandía y Gascuña y aniquila al ejército inglés en Fromigny, logrando la devolución a Francia de las posesiones inglesas. Tres años más tarde, en 1453, Carlos toma Burdeos y Aquitania, recuperando toda Francia salvo Calais. Este hecho pone fin de la Guerra de los Cien Años e incorporará finalmente las tierras de Aquitania a los dominios de la corona francesa.
Las bastidas
El nombre “bastida” proviene del provenzal “bastir” que significa “plaza fuerte”. Aunque las bastidas ya se formaron mucho antes de la Guerra de los Cien Años, es en ésta cuando toman mayor importancia por su rivalidad estratégica, ya que anteriormente convivían sin mayor problema entre ellas, aunque eran de dos países diferentes.
En el lado sur del río Dropt las construyen los franceses (Eymet, Domme, Villefranche, Castillonnes, Monflanquin, Villerèal...). Al otro lado, el rey inglés Eduardo I ordena la construcción de otras similares (Beaumont, Fonroque, Monestier, Lalinde, Puyguilhem, Molieres, Monpazier...).
Las bastidas, aparte de las lógicas hostilidades siempre existentes entre franceses e ingleses, también comenzaron a crearse a consecuencia de los enfrentamientos entre los reyes franceses y los condes de Tolosa, en la que fue denominada como guerra albiguense.
En la Edad Media las comunicaciones que existían entre las poblaciones eran solamente unas pistas forestales en medio de bosques, en las que era muy peligroso circular al estar llenas de ladrones y asesinos. Los viajes debían hacerse en grupo y con la precaución de hacerlos de día, sin que les cogiese la noche encima. Por ello, la distancia entre las bastidas apenas eran superiores a los 15 ó 16 km. En el siglo XIII un convoy con carros tirados por animales y personas caminando tardaba muchas horas en recorrer estas distancias.
El espíritu de la bastida era la autosuficiencia, ya que pretendían vivir de manera independiente con el trabajo de la tierra. Se ofrece a los campesinos de las cercanías establecer una residencia permanente, con la promesa de convertirlos en ciudadanos libres de las servidumbres feudales. Para ello se les asignaba una parcela donde construir su vivienda y otra parcela en los alrededores para ejercitar las labores de la tierra, cultivos y pastoreo. También se les proporcionaba el derecho a ejercer la caza pero solamente para su propia subsistencia. Los productos del campo o la ganadería podrían ser para consumo familiar y el sobrante podía ser vendido o intercambiado en el mercado semanal que se celebraba en las plazas de las bastidas.
Independientemente al bando o país que levantase una bastida, es de señalar que fueron hechas siguiendo un trazado similar, en forma de tablero de ajedrez o de damas, partiendo de una plaza central y a partir de ella fueron creando calles paralelas, siguiendo un diseño muy diferente al de otras ciudades medievales, que eran levantadas en forma circular. Era, a la vez, una forma rápida y eficaz para la creación de una población en breve espacio de tiempo.
En relación a este tipo de diseño, se puede apreciar que en las bastidas del Perigord apenas existen restos de murallas defensivas, ya que en principio fueron concebidas como núcleos comerciales para intercambio de mercancías y no tenían carácter militar o defensivo. Posteriormente, al surgir la guerra, se reforzarían las defensas con la creación de amurallamientos. Es de destacar el inferior sistema defensivo que tenían las francesas frente a las inglesas.
Para hacer más atractiva la oferta, se ofrece a los ciudadanos la provisión gratuita de piedra y madera para que en el plazo de un año comiencen la construcción de sus casas, que en todo caso deberían estar acabadas en el plazo de tres, cosa que no siempre era cumplida.
Por si fuese poco, aparte de estos incentivos, se les ofrecieron cartas de derechos ciudadanos (Carta de Aduanas o Cartas de Franquicia), una especie de constitución de la época, cartas que en principio parecían beneficiar a los ciudadanos ofreciendo libertad y protección a cambio de cumplir ciertas leyes, pero se concedían libertades individuales y se limitaban las colectivas, tal vez un buen negocio para las dos partes. Se da la casualidad de que las cartas de las bastidas francesas e inglesas fueron similares. En su redacción, muy avanzada para la época, se garantizaba la propiedad del ciudadano, el derecho a ella, a venderla sin el consentimiento del señor, y a pagar el alquiler de sus casas y tierras y las tasas municipales para el mantenimiento de la bastida y el inevitable censo y el diezmo de la iglesia. También se garantizaba la protección de los ciudadanos y de os cultivos por parte de una especia de policía rural. Las mujeres, al enviudar, tenían plena capacidad jurídica para vender, comprar, dirigir los negocios e incluso votar en la elección de los cónsules. El contenido de la Carta era espectacularmante revolucionario para la época, incluso se castigaba el hecho de tirar basura a la calle. Todos los derechos reconocidos fueron suprimiéndose poco a poco por el reino francés en los siglos siguientes, hasta el punto que al estallar la revolución de 1789 ya casi no existían.
El gobierno de la bastida estaba formado por un gobernante en representación del señor y media docena de Cónsules (como concejales actuales) que, a exigencia de la Carta de Aduana, cambiaban por rotación cada año. El primer año eran elegidos por el señor y posteriormente éstos elegirían a sus sucesores siguientes entre los habitantes que se juzgasen como más honorables para el puesto.
Se regulaba que el mercado semanal habría de celebrarse los jueves (en algunas bastidas los martes), día en el que sus habitantes podrían comprar o vender sus productos. Los forasteros podrían venderlos pagando una tasa de la que los habitantes de la bastida estaban exentos. Las operaciones de compraventa deberían realizarse en la plaza para evitar evasión de impuestos si se efectuaban en otros lugares.
En la Carta de Aduanas (Charte de Coutumes) se contemplaban otros delitos como el robo o el maltrato, que era penado con fuertes multas o incluso el ahorcamiento dependiendo del montante o de si hubo sangre o no, así como el adulterio, penado con multa y paseo desnudo por la ciudad.
Durante la guerra de los Cien Años, Aquitania se dividió en dos partes: una pequeña parte sur-occidental del ducado, al norte de la ciudad de Burdeos, que formaba parte de Guyena, se unió con el reino de Inglaterra, y el resto del ducado quedó en el lado del rey Francia.
La bastida-d’Anjou, en Aude (creada en 1373), fue la última en ser construida
Bastida inglesa de Monpazier
La bastida de Monpazier fue creada en el año 1284 en tiempos de Eduardo I de Inglaterra, sobre un cuadrilátero de 400 x 220 metros en un altiplano al que sólo se accede por el norte, al caer bruscamente en los otros tres lados, lo que la convertía en muy defendible.
En este espacio se colocó un bloque de piedra hundido en el suelo (aun puede verse en una esquina de la plaza) en cuyo centro había un agujero donde clavaron un poste desde el cual, con unas cuerdas, marcaron las distancias exactas donde debían construirse los edificios de la nueva ciudad, que se llamaría Montis-Pazarii (Monte de la Paz).
Sus calles paralelas parten perfectamente delineadas desde la Plaza de las Cornières (plaza de las arcadas), formando el cuadrángulo ya antes mencionado de 400 por 220 metros.
En un lateral sur de la plaza se encuentra el mercado, construido en el siglo XIII, con tejado y columnas de madera. Tiene tres contenedores de metal de diferentes tamaños para medir el grano y calcular los impuestos.
En principio fueron de piedra pero por algún motivo, fueron sustituidos durante la revolución francesa de finales del siglo XVIII. Desde su origen, ha sido el lugar de celebración del mercado semanal todos los jueves.
Eduardo I visitó la región en varias ocasiones, tanto como Duque de Aquitania, como ya convertido en rey de Inglaterra a la muerte de su padre Enrique III.
El 6 de noviembre de 1286 llega a Monpazier en una de sus visitas y le causa disgusto el hecho de ver que quedaban muchas parcelas marcadas sin haber sido utilizadas con el fin que se les había adjudicado. Ni siquiera se habían construido las viviendas.
Es de destacar que en esa misma visita fue a continuación a Monflanquin, que había sido bastida fundada por los franceses, pero en ese momento pertenecía al reino inglés.
Toda la bastida de Monpazier gira en torno a la plaza de les Cornières. Es una plaza rodeada de arcadas ojivales y construcciones medievales y algunas del siglo XVII, adornadas con plantas trepadoras.
Desde el centro de la plaza podemos ver todos los edificios que la rodean. No conserva una homogeneidad perfecta, ya que en en la plaza quedan edificaciones de diferentes estilos y épocas de los siglos XIII hasta el XVII. Aunque han han sido bien conservadas a lo largo de los siglos y hoy en día, aun siendo diferentes entre ellas, ofrecen una agradable armonía.
De esta plaza parten las principales vías, que en este caso son la norte-sur y la este-oeste.
Hasta la década de los años 80 del pasado siglo, los vehículos de combustión cruzaban por la plaza norte-sur. Ahora sólo los días de mercado se permite el acceso a los vehículos.
En la esquina noreste de la plaza, la entrada desde Nôtre Dame podemos ver como en la unión entre dos edificios existe un arco de forma triangular bastante alto, que también vemos en la esquina opuesta de la plaza. Se trata de un detalle práctico que permitía a los jinetes entrar o salir de la plaza sin tener que desmontar.
La plaza tubo árboles plantados, pero por algún motivo desconocido, fueron talados en la década de 1950.
Aunque la ciudad fue trazada con precisión matemática, con el paso de los siglos sus habitantes han ido provocando variaciones irregulares que alteraron la arquitectura de sus calles. Callejones de dos metros cruzan el entramado de sus calles, son los llamados “carreyrous”, que antiguamente servían de acceso a los talleres de oficios.
La Maison du Chapitre es actualmente el edificio más antiguo y de más altura de Monpazier. Cuando se decretó la construcción de las bastidas, se hizo presente que todos los edificios deberían tener la misma superficie de parcela. La forma que tiene ahora este edificio proviene del año 1350, en el que su propietario, un rico comerciante, unión dos parcelas y elevo hasta cuatro pisos la altura de las viviendas con el fin de destacar sobre el resto de ciudadanos.
A finales del siglo XV el clero local se hizo cargo del edificio y lo convirtió en un granero para almacenar el diezmo que los parroquianos debían pagar a la Iglesia para su mantenimiento y obras de caridad. La Iglesia prefería lógicamente el pago en efectivo, pero esa era condición difícil de cumplir por el campesino, que lo realizaba en especie, donando una parte de la cosecha.
Actualmente encontramos en su planta baja una panadería con salón de té.
La bastida de Monpazier llegó a tener seis puertas abiertas. En su origen las bastidas eran pequeñas poblaciones dedicadas al comercio y las murallas defensivas que conocemos fueron construidas posteriormente con la aparición de las hostilidades entre Francia e Inglaterra que acabaron provocando la guerra de los Cien Años.
En la puerta norte que da acceso a la ciudad a través de la rue Saint-Jacques se puede ver aun el gancho donde en la Edad Media se colgaban los cuerpos de los condenados. El lugar donde se les ejecutaba era naturalmente la plaza central, donde también se les sometía a tormentos lentos para deleite de parroquianos y niños. De hecho, la puesta en marcha de modernidades como la guillotina en 1792 ocasionó una gran decepción entre el público asistente por la rapidez en que terminaba el espectáculo.
Puerta du Paradis es una abertura ubicada en el muro occidental de la que se desconoce el motivo de su nombre. Podría ser irónico, ya que constituía el lugar donde iban a parar los residuos fecales de la localidad.
En una esquina de la plaza se encuentra la iglesia de Saint Dominique. Su ubicación, fuera de la plaza, podría confirmar que el propósito de la fundación de las bastidas era puramente el comercial.
Con todo su esplendor, existe sin embargo información como la que a finales del siglo XVIII describe a Monpazier como una ciudad sin comercio y llena de mendigos y casas viejas sin casi habitantes jóvenes.
Lawrence de Arabia llegó en bicicleta a Monpazier y se alojó en el lujoso Hotel de France. En la correspondencia mantenida con su madre describe a esta localidad en forma un tanto negativa.
Bastida francesa de Monflanquin
Monflanquin fue construida por los franceses en el año 1256 como una bastida militar en una ruta estratégica norte-sur, aunque cambió de manos varias veces durante la Guerra de los Cien Años .
Se construcción se debe al deseo de Alfonso de Poitiers, conde de Toulouse y hermano del rey francés San Luis.
La bastida domina desde lo alto el Haut Agenais y el valle del Lède.
Como en las demás bastidas, fue construida a partir de una plaza central rodeada de soportales. De ella parten los “carrerots” o callejones peatonales coronados por “pontest” o puentecitos.
En la plaza central se celebra todos los jueves desde 1256 un mercado con productos locales, que en los meses de verano dura hasta la tarde. Por desgracia, ya no se conserva el edificio central que vemos en otras bastidas.
Así, por ejemplo, es interesante ver en una esquina superior derecha de la plaza central la espectacular “Casa del Príncipe Negro”, ya que fue lugar de residencia de este personaje durante un período de la Guerra de los Cien Años.
Subiendo la place des Arcades se encuentra la iglesia de Saint-André, que es del siglo XIII, con una hermosa entrada de piedra, aunque se han añadido en el siglo XVIII renovaciones en la nave y la cabecera. El campanario se añadido en pleno siglo XX, aunque por suerte han sabido mantener el estilo arquitectónico del lugar.
El 15 de agosto se celebran las Medievales de Monflanquin, fiesta ambientada en la Edad Media en la cual se llenan sus calles de espectáculos, desfiles, disfraces, mercados, cetrería y banquetes medievales.
Existen aparcamientos fuera del centro histórico de Monflanquin, pero en algunos casos debe tenerse en cuenta que hay que subir una pendiente que a algunas personas podría serles dificultosa.
Si se desea obtener más información sobre la formación de las bastidas, en Monflanquin tenemos el Museo de las Bastidas, sencillo pero interesante de visitar.
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