cementerio estadounidense de Colleville-sur-Mer (Normandía)
Dos
días después del desembarco de las tropas aliadas en las playas de Normandía,
el 6 de junio de 1944, ante el abrumador número de bajas padecidas, el ejército
norteamericano se vio obligado a crear un cementerio temporal para dar
sepultura a sus soldados y lo hizo en el pueblo de Saint-Mère Eglise, en el que
se llegaron a enterrar más de 20.000 militares estadounidenses. Lógicamente,
con la complejidad que tomó la llamada batalla de Normandía, que duró más meses
y con más bajas de las previstas, hubo muchos cementerios dispersos con
enterramientos en los que, en ocasiones, había mezclados soldados de diferentes
países, entre ellos los propios alemanes.
Acabada la guerra, el gobierno francés hizo al norteamericano la concesión a perpetuidad de unos terrenos en Colleville-sur-Mer, en un lugar situado sobre la misma playa de Omaha, para la construcción de una necrópolis, que sería inaugurada en el año 1956. A este cementerio fueron trasladados parte de los fallecidos repartidos y enterrados por diferentes puntos de Francia, ya que muchos cuerpos fueron repatriados a Estados Unidos para ser entregados a sus familiares.
El
cementerio de Colleville-sur-Mer se construyó, como dije, a muy poca distancia
de la playa de Omaha, muy conocida por el sangriento desembarco de los soldados
americanos el día 6 de junio de 1944. Ocupa un área de 70 hectáreas y tiene la
consideración de territorio estadounidense a todos los efectos, libre de impuestos y
financiado por el congreso norteamericano. Desde el momento en que pisamos este
cementerio, estamos pisando territorio de dicho país y quedamos sujetos a sus
leyes.
Estamos
acostumbrados a escuchar en general las denominación de cementerio americano o
cementerio norteamericano, cuando realmente deberíamos llamarlo cementerio estadounidense,
ya que Norteamérica contiene también a otras naciones que participaron en la
guerra, como es el caso de Canadá, que fue de valiosísima ayuda en la
liberación de Francia perdiendo muchos de sus jóvenes soldados y que tiene su propio cementerio militar en Bény-sur-Mer, con
2.049 tumbas, absolutamente ordenado y cuidado, pero que por desgracia es muy
poco visitado por los turistas.
A la entrada del conjunto de la necrópolis se aprecia un orden perfecto, con un organizado aparcamiento, servicios públicos, limpieza, ausencia de tiendas de recuerdos ni librerías, con ascensores para discapacitados, etc. La entrada es completamente gratuita y el horario, salvo cambios, suele ser de 09:00 a 18:00 horas.
El
control es riguroso, pero más sencillo que el que solemos encontrar en el embarque
de un aeropuerto, pudiendo decir, en mi caso, que no he visto esas exageraciones que describen
algunos en sus blogs viajeros sobre gorilas pelirrojos de dos metros con
modales bruscos y cacheos intrusivos, más bien al contrario he visto un par de
militares jóvenes, serios pero muy amables y el control es perfectamente lógico
y normal, pasando las mochilas por un escáner y nada más; íbamos con bolsos, paraguas
y equipos fotográficos que no nos fueron requeridos ni revisados en ningún
momento. He sufrido un control mucho más estricto y molesto en mi visita al
palacio de la Granja de Segovia, donde incluso me quitaron el paraguas.
En
el centro de visitantes, inaugurado en 2007, hay paneles y fotografías muy
interesantes, con una sala abierta de proyección de películas sobre la batalla
de Normandía que no son largas ni pesadas y es posible verlas sentados.
Seguidamente pasamos a visitar lo que en general venimos buscando los turistas, que es ni más ni menos que el ya conocidísimo y espectacular campo de tumbas, o mejor dicho de cruces, desplegadas en perfectas filas.
En
el cementerio estadounidense de Colleville-sur-Mer hay 9.387 tumbas, la mayoría
de fallecidos en el propio desembarco a pie de playa y también de miembros de la
fuerza aérea que cayeron en los cielos de Francia en esas fechas. Entre ellos
hay 307 cuerpos que no pudieron ser identificados. Esta necrópolis es sólo una pequeña
muestra del enorme número de muertos que tuvo en total el ejército
norteamericano en la Segunda Guerra Mundial, que actualmente se estima en 405.399
soldados, la mayoría fallecidos en Europa en los años 1944 y 1945.
Las
tumbas se encuentran orientadas hacia Estados Unidos, es decir hacia el oeste.
Muchas de ellas tienen la estrella de David por ser de raza judía los fallecidos. Incluso he visto a personas solitarias que siguiendo la costumbre judía, colocaban piedrecitas sobre las cruces.
La perfecta alineación de cruces de mármol blanco no ofrece en general la sensación de tristeza que cabe esperar en un cementerio, más bien al contrario es un cementerio que podría denominarse (si es posible verlo así) bonito, luminoso y agradable y que transmite una gran serenidad.
Entre
las tumbas se halla la de Quentin Roosevelt, hijo del presidente que tenía
Estados Unidos en la segunda guerra mundial, que había fallecido al participar
en la Primera pero que fue exhumado y traído a este cementerio. También se
encuentra el otro hijo del presidente, el general Theodore Roosevelt Jr., muerto en este caso en la segunda guerra.

Para
los curiosos que tengan mucho tiempo y ganas de encontrarlas, también están las
tumbas de los hermanos Robert y Preston Niland, que fallecieron el primer día en
el propio desembarco de Omaha y que inspiraron la película Salvar al soldado
Ryan.
Una
mesa de orientación con vistas a la playa representa los aterrizajes en
Normandía. Permite tener una visión real de la altura que tuvieron que subir
los soldados americanos mientras recibían el fuego de los alemanes Antes se
podía bajar desde aquí por unos senderos hacia la playa, pero desde el año 2016
han sido suprimidos por motivos de seguridad, aunque los voluntarios a ello pueden
hacerlo por otros sitios.
En
el lado contrario al edificio de recepción de visitantes vemos un jardín
semicircular donde se ubica un mausoleo constituido por columnas flanqueadas
por un recinto a cada lado. En el centro se ubica una estatua de bronce de 7
metros, que sirve de homenaje al espíritu de la juventud americana elevándose
sobre las olas. En los muros de los recintos están grabados los mapas de las
operaciones militares del desembarco y posteriores. Hay otro muro en el que
están inscritos los nombres de 1.557 estadounidenses que murieron en esta
guerra y cuyos cuerpos no han podido ser encontrados.
Enterrada
en el suelo hay una cápsula del tiempo, grabada con la inscripción “En memoria
del general Dwight D. Eisenhover. Esta cápsula sellada contiene los reportajes
y noticias del 6 de junio de 1944 sobre el desembarco de Normandía y ha sido
puesta aquí por los reporteros que estuvieron presentes. 6 de junio de 1969.
Abrir en junio de 2044”.
Todos
los días, a las 16,30 horas, es posible ver la ceremonia de bajada de bandera
que es doblada luego.
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