Deauville (Normandía)


Esta pequeña ciudad llena de lujo y animación, era en el siglo XI una aldea que vivía de la agricultura y del ganado, situada por encima de las dunas y marismas que la separaban del mar y muy lejos de adivinar lo que le iba a venir encima a mediados del siglo XIX, en gran parte por culpa de su vecina Trouville, de la que está ahora separada (o unida) por un puente.


La enorme afluencia de turismo de lujo que sufrió Trouville, a pocos metros de distancia, propició la construcción de hoteles y residencias de lujo para la aristocracia francesa. La llegada del tren impulsó de forma notable el crecimiento vacacional en este pueblo (ver blog sobre Trouville-sur-Mer).

Entre la aristocracia que veraneaba en Trouville, estaba el hermanastro de Napoleón III, el duque de Morny, que había sido invitado a la residencia que había construido su médico el doctor Oliffe. En su estancia en el verano de 1858, se fijó en las extensas dunas que había delante del pueblo vecino, Deauville, y se imaginó el enorme negocio que se podría hacer al crear sobre ellas otra sofisticada ciudad de veraneo para la gente rica que busca los baños de mar.

Como para realizar los sueños es necesario disponer de dinero, involucra en su proyecto al banquero Donon Breney y ambos se ponen manos a la obra.

El duque de Morny compra casi tres kilómetros de dunas y tierras pantanosas por el precio de 800.000 francos. Esto es lo que poco que hay escrito sobre el comienzo de la gigantesca operación inmobiliaria, no pude encontrar fuentes que aclaren a quiénes se pagó ese desorbitado precio (para la época), pero creo que los aldeanos de la zona no debieron hacerse ricos con ello.

En 1862 comienzan a edificarse las primeras construcciones. En 1863 llegó el tren, que traía pasajeros desde París en seis horas y en 1866 se construye el puerto. Con las mansiones también llegan los habituales hoteles, casino e hipódromo.





La playa de Deauville es famosa por sus sombrillas de colores y sus 643 metros de paseo de madera, llamado Planches de Deauville, que data de 1923. Fue construido con planchas de madera para que las elegantes damas de alta sociedad no ensuciasen sus hermosos vestidos y calzado.


En esa época había establecimientos de tratamientos marinos. Ahora hay 250 cabinas de alquiler de los años 20, cada una de ellas con un nombre de una estrella de Hollywood que haya participado en el Festival de Cine Americano de Deauville, del que luego hablaré.



También tenemos instalaciones con baños, piscinas cubiertas, balnearios y spa, piscina olímpica con agua de mar, club náutico, pistas de tenis, circuitos de fitness y un montón de atracciones deportivas más.


Deauville tiene dos puertos, uno municipal, el puerto Morny, y otro privado, el puerto Deauville. El puerto Morny se construyó en 1866 y se abre sólo 5 horas de cada marea y el Deauville está abierto 16 horas al día. Se organizan numerosas competiciones náuticas y regatas.

Deauville siempre rindió culto al mundo del caballo. Aquí se han celebrado y se siguen haciendo carreras en el hipódromo, construido en 1864 por el Duque de Morny, a la que acuden los mejores jinetes del mundo, partidos de polo, paseos en caballo por la playa. En el mes de octubre se organiza la Equi'days, donde se dan cita los aficionados a los caballos para celebrar concursos, exposiciones, ventas, carreras, encuentros.

Deauville ya tuvo su primer casino en 1864, y en el mismo lugar se ubica el actual, un hermoso edificio (sobre todo en la fachada que da al mar), construido en 1912 en estilo Luis XV, y que tiene unos de los salones de juego más espectaculares del mundo. Además de las máquinas tragaperras, ruleta, black kack.



Es una ciudad en la que el lujo no tiene límites, paseando por sus calles se palpa, se hace notar de manera demasiado ostentosa, y es un hecho que es comentado por sus paisanos normandos de otras ciudades como Honfleur con cierto tono despectivo, denominando a este lugar de una manera similar a la que los españoles conocemos como "hortera". En la rue Désiré le Hoc, que viene a ser como su calle principal o comercial, abundan las tiendas de grandes marcas y los paseantes portando bolsas de compras y vestidos de una manera cuando menos "diferente". Mujeres de tacones altos con elegantes sombreros y pañuelos al cuello, hombres de ajustados pantalones de colores chillones, zapatos sin cordones, americanas ceñidas, gafas de sol, Rolex en la muñeca, rostros muy morenos... camino de sus descapotables. No hay que alarmarse, también nos hemos topado con un céntrico mercadillo de ropa y objetos baratos.  







Esta ciudad cuenta con más de 25 hoteles de lujo, decenas de restaurantes, el casino, dos pistas de carreras de caballos (Hipódromo Deauville La Touques, hipódromo Deauville-Clairefon), campo de golf, tiendas de lujo de grandes marcas y dos puertos, para que no falte sitio para las embarcaciones. En sus calles vemos mansiones de ensueño, de hecho hay unas 1.900 villas de tipo normando. Estas mansiones, durante la Segunda Guerra Mundial, fueron requisadas por los alemanes, costumbre que extendieron por toda la Francia ocupada para alojar a sus oficiales.


La villa Starssburger es una extraordinaria mansión construida por el Barón Henri de Rotschild en 1907 en el lugar de la antigua propiedad de Gustave Flauvert. Mantiene el nombre del millonario americano Strarssburger, que fue su último propietario al comprarla en el año 1924, antes de que fuese cedido al municipio en el año 1980. Declarado Monumento Histórico en 1975.

El ayuntamiento de Deauville es un precioso edificio situado en el centro, adornado con plantas y flores. A su alrededor se alinean las tiendas de diseñadores famosos.

Hôtel de Ville o ayuntamiento

En nuestro recorrido veremos cientos de mansiones de lujo, como la casa Le Cercle, de 1875, de estilo Segundo Imperio, con fachadas de piedra tallada, bustos y columnas, o la Villa Camelia de 1865, la hermosa "La Breloque", frente al mar, que fue la casa de Eugene Boudin y donde acabó sus días el pintor impresionista.

La plaza Morny, a mitad de la rue Désiré le Hoc, es el lugar ideal para sentarse en una terraza o mirar las tiendas de lujo. Emulando a la Place de l'Etoile parisina, de esta irradian ocho calles en forma de estrella todas llenas de tiendas, muchas tiendas y bastante caras.



Si se dispone de tiempo y fuerzas, merece la pena pasear a lo largo del Boulevard Eugène Cornuché, paralelo a la playa, que está lleno de villas anglo-normandas de aspecto extraordinario. En 2005 se creó una zona de protección de patrimonio en el que están inscritos 555 edificios.

En esta avenida, junto a la mansión Le Crecle antes citada, se encuentra el enorme Hôtel Barrière Le Royal, un 5 estrellas donde se alojan los artistas de cine cuando acuden al Festival de Cine Americano.

Una cosa que puede sorprendernos al llegar a Deauville es encontrar que la playa no está justamente delante de las ventanas de las hermosas mansiones del Boulevard Eugène Cornuché, sino que ambos están separados por una amplia avenida de circulación rodada en ambos sentidos y luego unas grandes superficies destinadas a negocios de hostelería, clubs, escuelas de equitación, parking subterráneos y varias cosas más. De hecho, si queremos llegarnos a la arena, deberemos cruzar a través de estas instalaciones, que en gran parte de su extensión pueden cortar el paso a la playa. En mi opinión, estas construcciones, además de feas, alejan notablemente la sensación de cercanía del mar.

También en este boulevard, pero con entrada por una calle posterior, podemos ver el precioso edificio que alberga el Hotel Normandy, construido en el año 1912, un año antes que su vecino el Hôtel Barrière Le Royal, y renovado en 2016. Tiene una fachada clasificada como monumento histórico de de arquitectura anglo-normanda, con entramados de madera color verde.




En el mismo año de su inauguración, Gabriella Chanel instaló su tienda en el hotel con una generosa y "desinteresada" aportación económica del que era su amante.

Tiene dos restaurantes, uno gastronómico "La Belle Epoque" y otro reservado para niños "La Fermette", un piano bar americano que ofrece una carta de 123 variedades de whisky.

Alberga 271 habitaciones, incluidas 28 suites y 5 apartamentos familiares. La mayoría de las habitaciones tienen vistas al mar. Diecinueve habitaciones pueden servir de salas de conferencias. En una de sus suites fue rodada la película "Un hombre y una mujer".

En esta película de Claude Lelouch, que obtuvo la Palma de Oro en el festival de Cannes de 1966, también se recoge el encantador paseo de tablas de la playa. Posteriormente, en Deauville se llegarían a rodar más de cincuenta películas. Esto dio idea de crear un acontecimiento que reavivase el turismo que estaba entrando en crisis en la década de los años 60. De esta manera, en septiembre de 1975, nace el primer Festival de Cine Americano, al que acuden famosos actores americanos cuyos nombres podemos ver en las casetas de la playa.




Desde hace más de cien años en octubre se celebra una competición o carrera París-Deauville que reúne durante tres días a centenares de coches anteriores a 1940.

El Centro Internacional de Deauville, más conocido por CID, es un palacio de congresos de la ciudad. Es un edificio semienterrado de 18.000 m2 distribuidos en tres niveles. Desde 1992 se celebra el Festival de Cine Americano. El auditorio tiene 1.500 asientos. Se construyó en solo año y medio. Está a 14 metros bajo el nivel del mar.


El día de mi paso por Deauville pude disfrutar de un pequeño mercadillo de productos de la huerta y con puestos de ropa económica.






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