Autoire (Francia), el paraíso existe

NOTA: la visita a este pueblo y sus imágenes fueron en el mes de octubre del año 2013.

Autoire es un hermoso pueblecito medieval francés, de unos 300 habitantes, situado en el departamento del Lot, que está incluido en la lista de los pueblos más bonitos de Francia.

Se ubica en medio de un circo de blancos acantilados de 150 metros de altura, que le han servido como defensa en los numerosos acontecimientos bélicos que ha soportado a lo largo de los siglos. Lleva el nombre del río que pasa cerca. 


Es un pueblo que no tiene demasiada presión turística, motivo por el cual merece la pena llegarse a él para caminar por sus callejuelas llenas de casas señoriales, ver su preciosa fuente o la iglesia románica de Saint-Pierre Paul.

En mi visita en un mes de octubre encontré las calles completamente vacías de vecinos y visitantes, lo que por un lado es un lujo para poder pasearlo con total tranquilidad pero, por otra parte, le confiere al lugar un cierto aspecto de tristeza, además de encontrar todo cerrado.





Se le conoce como la Petit Versailles, término que considero algo exagerado. Tiene cuatro castillos y los paisajes de su entorno, con viñedos y arboleda abundante, son preciosos. 






Los orígenes del pueblo datan del siglo XI. En la Guerra de los Cien Años sería sitiado por los ingleses. Durante la Guerra de las Religiones fue también arrasado por los calvinistas en el año 1562.


La visita

El vehículo debemos aparcarlo en las afueras del pueblo, e ir caminando hasta él. Luego, a un lado de la plaza, encontraremos servicios públicos si son necesarios.

Desde el primer paso nos sumergimos en un espectáculo de casonas señoriales de los siglos XVI y XVII, algunas con torreones, hechas de piedra y con entramados de madera, que delatan una construcción de tipo burgués de la época.

El entorno, especialmente con el pueblo vacío de visitantes, transmite paz y sosiego, la sensación de bienestar es notable.


El Ayuntamiento se ubica en un precioso edificio.





Es un pueblo muy pequeño y con pocas calles. Si hay tiempo suficiente, es aconsejable caminar por todas ellas, porque en cada rincón encontraremos una maravillosa sorpresa.


En la pequeña plaza del pueblo se levanta una fuente decorada con delfines en bronce, que constituye el principal reclamo turístico de este lugar y en el que paran todos los turistas a hacerse las fotos. Fue construida en 1860 con una suscripción pública.

También hay algún bar restaurante, que ese día de octubre se encontraba cerrado.


Chàteau de Limargue

El Château de Limargue es un grandioso edificio lleno de historia. Se dice que fue un regalo del rey Carlos VIII a Chevalier Lafon, un lugareño de Autoire, para recompensar su valeroso comportamiento en las batallas en Italia. Lo nombra caballero y le concede el privilegio de tener una casa con torres y matacanes, algo que sólo podían poseer los nobles.

Este recién nombrado caballero le añadió nuevo elementos, pero del edificio desaparecieron algunas cosas y los dos edificios principales fueron modificados en los siglos XVII y XIX.

La torre recibió la calificación de monumento histórico el 6 de abril de 1929.


Château de Busqueilles

Subiendo por una calle desde la fuente nos llegamos hasta el Château de Busqueilles, una impresionante construcción que se alza sobre las casas del pueblo. Levantado en el siglo XVII por la familia Cirots sobre los restos de una construcción anterior del siglo XV de la que queda la torre central. En esta torre hay una escalera de caracol con acceso a los distintos pisos.


Al subir la calle veremos su puerta de entrada, del siglo XVIII, con los dos escudos de armas de las familias Cirot y Lascazes, que lo habitaron en el siglo XVIII, durante el cual fue remodelado.

En el ala sur tiene dos plantas. Las ventanas de la fachada principal se abrieron durante la posesión de la familia Lascaz, en la segunda mitad del siglo XVIII. El ala norte tiene una sola planta y una buhardilla y las ventanas fueron abiertas igualmente en el siglo XVIII.


Iglesia de Saint-Pierre Paul

La iglesia de Saint-Pierre Paul del siglo XI, como otras muchas de la comarca, es una iglesia fortificada durante la Guerra de los Cien años, que sufrió graves daños durante las Guerras de Religión, en las que fue destruida la nave. Esta sería reconstruida en estilo románico-gótico entre 1868 y 1880, añadiendo dos naves laterales.

Este edificio fue catalogado el 2 de diciembre de 1942 como monumento histórico.




Celebraciones

Aunque en el mes de octubre la sensación es la de una localidad completamente muerta, no es así en verano. En el último fin de semana del mes  de julio se celebran sus fiestas, con disfraces y comida. El sábado por la noche espectáculo pirotécnico que refuerza su espectacularidad con los acantilados llenos de luz. He leído que se trata de un espectáculo con entrada, pero no encontré más información sobre si se debe a celebrarse en un lugar reservado con asientos o a otra cosa. El domingo por la noche se celebra el festival de comida.


Cascada de Autoire

El Cirque d’Autoire es un paraje natural impresionante. Se pueden realizar excursiones desde el pueblo como la que conduce a las cascadas de 30 metros de caída.

Si cogemos la carretera que sale al final del pueblo, tanto a pie como en coche podemos llegar rápidamente a las cataratas o bien subir a lo alto de los acantilados, donde tenemos una espectacular vista del entorno.

La cascada se encuentra a dos kilómetros y antes de llegar a ella existe un aparcamiento para los vehículos. En este itinerario podemos ver lo que queda del Castillo de los Ingleses (o Castillo del Roque de Autoire), del siglo XIII, que sirvió de refugio a las tropas inglesas durante la Guerra de los Cien Años. Es un castillo que llama la atención por su estar casi mimetizado en el propio acantilado y por tener unos dos metros de ancho. Existe una desviación para llegar caminando hasta sus ruinas, en la que de paso podemos ver la cascada. Declarado monumento histórico en el año 1925, ha sido restaurado hace pocos años.



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