Le Petit Train de Artouste (Francia), el tren de vía estrecha a mayor altitud en Europa

En el precioso valle de Ossau, en el Pirineo francés, se encuentra una atracción turística muy original y entretenida, tanto para adultos como para niños. Se trata del Petit train d’Artouste, un pequeño trenecito multicolor que nos ofrece un recorrido panorámico a 2000 metros de altitud en medio de un entorno espectacular. Es el tren de vía estrecha que circula a mayor altitud en toda Europa. Al final del recorrido, en la denominada estación del lago, podemos caminar un corto trecho para ver el lago de Artouste.

Para llegar al punto de partida, podemos hacerlo por Francia desde el pueblo de Laruns (a unos 20 km), o bien desde España a través del puerto del Portalet en la provincia de Huesca (a 14 km).

Para coger este tren es necesario subir antes en una telecabina desde la Station d’Artouste, donde hay unas enormes instalaciones con tiendas de recuerdos y restaurantes, con un amplio aparcamiento.

Aquí es donde se puede comprar en la taquilla los billetes del teleférico y del tren, o bien validar los que se han adquirido por internet. 

Desde esta estación, situada a 1400 metros de altitud, subiremos al lugar donde se encuentra estacionado el trenecito, a 1950 metros.

Se debe estar bien informado antes de adquirir el billete, ya que existen numerosas opciones que pueden afectar positiva o negativamente a la experiencia vivida en este viaje.

Se puede adquirir el billete de solo ida, denominado Billete One Way, siempre que tengamos presente las complicaciones que pueden aparecer a la hora de hacer el regreso. Se puede sacar un billete de vuelta en la estación de La Sagette pero solo si hay plazas disponibles en el tren, si no hubiese me imagino que toca dormir bajo las estrellas y allí hace mucho frío.

Generalmente, los visitantes adquieren la que parece más normal de las opciones, que es el Billete Descubrimiento, que nos da opción a subir en la telecabina, coger el trenecito y una vez este llegue a la estación del lago sólo tendremos una hora y veinte minutos libres para coger el de vuelta, no vale el despistarse y volver en otro distinto al que toca (válido en temporada alta que va del 8 de julio al 27 de agosto). Este tiempo aumenta a una hora y cuarenta minutos en temporada baja (del 18 de mayo al 7 de julio y del 28 de agosto al 1 de octubre). Si deseamos visitar el lago tenemos que valorar si este tiempo es suficiente. El precio es de 26,50 euros.

Existe también el Billete Escapada, que contempla las mismas opciones que el anterior, pero con el plus de que el viaje de regreso desde la estación del lago se pueda hacer en el último tren, con lo que da tiempo suficiente para hacer recorridos a pie en el entorno del lago sin tener prisas (último tren a las 17:45 en temporada baja y a las 19:15 en temporada alta).

Por último, tenemos el Billete Campista, que hace el mismo servicio que el de Escapada pero con la opción de volver de regreso al cabo de uno o dos días.

Las normas son claras y estrictas, dado el comportamiento incívico de muchas personas, del que he sido testigo, ya que los que adquirimos el billete Descubrimiento para volver al cabo de una hora y veinte minutos hemos visto cómo personas que con el mismo tipo de billete y llevaban arriba varias horas se subían rápidamente a los vagones reservados para nosotros, dejándonos en tierra, teniendo que intervenir el personal de la estación para hacerlos bajar hasta comprobar la existencia de plazas libres y recibiendo a cambio malos modos e improperios por parte de este tipo de personas.

Es importante también tener en cuenta que los vagones del tren son abiertos y si la climatología no acompaña el viaje puede convertirse en un inmenso calvario. Además, arriba podemos encontrar que la temperatura es mucho más baja que la que teníamos en el punto de partida.

Se permite subir mascotas siempre que vayan sujetas con correa o en mochila si son pequeñas.

El teleférico salva un desnivel de 800 metros en pocos minutos, lo que podría afectar a algunas personas. Se desaconseja a niños menores de un año porque podrían sufrir daño en los oídos.

Las cabinas bajan a la estación a una velocidad constante, que apenas disminuye al llegar al andén e incluso sin llegar a pararse del todo, algo a saber por personas con muletas o cuya constitución física no permita cierta agilidad en el momento de introducirse en la cabina y más cuando hay otras personas, con un instinto innato de pasar, empujando para entrar primero. En ese sentido nosotros hemos tenido suerte al ser pocos los visitantes, pero pude observar ese tipo de problema después en el regreso, donde ya había mucha más gente.

En unos 10 minutos de precioso recorrido iremos viendo el valle a nuestros pies, rodeados de vacas y con la imagen del pico Ossau al lado.

Llegamos a la estación de La Sagette, donde existen unas pequeñas instalaciones con un bar algo escaso. Aquí es donde cogeremos el trenecito, que está esperando aparcado en una amplia explanada.



Un poco de historia

El lago de Artouste fue descubierto (o identificado) por Michel Ludovic Gaurier (1875-1930) a finales del siglo XIX. Este hombre era un sacerdote y espeleólogo francés dedicado al estudio de los lagos situados en los Pirineos, por entonces bastante desconocidos. Llega a los Pirineos a los 16 años de edad para recibir tratamiento de garganta. A los 23 años es ordenado sacerdote y un par de años después acude a Cauterets para ser tratado nuevamente de la garganta. Es en este lugar  donde comenzará a desarrollar un especial interés por todo lo relativo a los glaciares, llegando a escalar el pico Vigemale en 1902, después de varios intentos.

En el año 1907 es contratado por el Estado francés para el estudio y catalogación de los lagos, llegando a documentar 520 lagos durante un espectacular viaje por ellos durante cincuenta meses, viviendo en una carpa desmontable. Llegó incluso a realizar fotografías panorámicas y a pintar cuadros.

Actualmente está enterrado en el cementerio de Gavarnie, lugar muy conocido por los miles de viajeros que transitan al año por este valle para llegar al famoso circo glaciar de Gavarnie.

A comienzos del siglo XX este lago pasa a formar parte de un proyecto de utilización de varios de ellos para crear una red producción de energía eléctrica que será suministrada a la zona. En el año 1924 comienza la construcción de la presa y la de las vías de acceso para el tren que durante unos 10 km, desde la estación de La Sagette y a través del valle de Soussouéou, debería suministrar materiales y transportar trabajadores para la construcción de la presa.

Las obras de la presa finalizaron en 1929 y tres años después este tren sería remodelado para convertirlo en una atracción turística.

Actualmente estos preciosos vagones rojos y amarillos pueden transportar hasta 72 personas en cada viaje.


El recorrido

En la estación de La Sagette la subida a los vagones está controlada por el personal de la estación en base al tipo de billete adquirido y suele hacerse de forma tranquila y ordenada.



Al poco de arrancar, el tren atraviesa por el estrecho túnel de l’Ours, que casi parece hecho a la justa medida de los vagones y conviene no hacer tonterías sacando las manos con los teléfonos ya que las paredes están muy cerca.

El trenecito va trazando curvas por el valle de Soussoéou pasando en principio por debajo de las líneas de la estación de ski, creada en 1969.

En el camino de ida el precipicio queda a nuestra izquierda. Abajo podemos ver los rebaños de vacas, que en ocasiones llegan a curiosear hasta las vías del tren.


Si prestamos atención, no será difícil ver alguna marmota que se arrima a la vía a ver pasar el tren.


La vía es única y solamente se dobla a mitad del recorrido para dejar pasar al otro tren que viene en sentido contrario, haciendo una pequeña parada en la que no se puede bajar de los vagones.





Al final del trayecto llegamos a la estación del lago, a 1997 metros de altitud, donde se ubica el Restaurant du Lac, negocio muy lucrativo que se forra haciendo comidas rápidas para los visitantes.

El trayecto hasta el lago sube por detrás del restaurante y se puede hacer en unos quince minutos por un sendero bastante lleno de gente. Si el billete conlleva tomar el tren de regreso al cabo de una hora y veinte minutos, hay que partir sin demora para no errar en el cálculo y perder el tren, ya que en principio no nos dejarán subir a otro posterior a no ser que haya plazas libres. En mi caso estimé oportuno no hacer esta visita al lago, ya que en sí no constituye un lago especialmente bello comparado con otros de la zona y el muro de la presa, en mi opinión, le resta autenticidad. Sí podría merecer la pena hacer una visita más larga, en la que se pueda cruzar el muro de la presa y llegar a los miradores más altos, que ofrecen mejores vistas.


Así todo, la hora y veinte minutos nos fue escasa desde el momento en que la utilizamos para hacer cola en los colapsados baños, algo muy necesario si tenemos en cuenta que el total de la excursión desde su comienzo hasta su final dura varias horas, y decidimos comer un plato rápido en el restaurante, que ni fue rápido ni barato, ya que tardaron en servirlo hasta el punto de tener que comerlo a mayor velocidad de la deseada.

Acabando la comida, vemos llegar de regreso del lago a la estación una gran multitud de personas, que en su mayoría no venían en el viaje de ida. Teniendo lo peor (como así sucedió) nos pusimos en el andén para estar bien situados en el momento en que permitiesen la subida a los vagones. Como era de prever, éstos se llenaron de personas que llevaban ya horas en el lago y dejaron sin sitio a los que por el tipo de billete comprado les correspondía volver en este tren, con la consiguiente confrontación con los empleados que, por otra parte, no tenían muchas ganas de entrar en discusiones con nadie. 


A la vista de nuestra experiencia, aconsejo que si se desea subir al lago en tan poco tiempo, se acuda con un bocadillo y bebidas en la mochila y para solventar el problema del baño se haga en pleno monte, si es posible, y olvidarse en tratar de utilizar unos baños con cincuenta personas haciendo cola.

El regreso se realiza por el mismo recorrido de la ida y de la misma manera, ahora con el precipicio a nuestra derecha. Este regreso suele hacerse más pesado a la mayoría de los visitantes. Al llegar a la estación de La Sagette toca coger la cabina de bajada, que no tiene problema de aglomeraciones ya que circula de forma constante.


La duración total de la experiencia es de más de cuatro horas, teniendo en cuenta que en el punto de partida entre sacar billete y subir en la cabina lleva fácilmente veinte minutos, el tren dura unos 55 minutos de ida y otros tantos de vuelta, la hora y veinte minutos que pasaremos en la estación del lago más los 55 minutos de tren en la vuelta y otros 15 en bajar en el teleférico.

Una vez abajo, podemos darnos una vuelta por la tienda de recuerdos, que es muy bonita, comer algo en el restaurante (me temo que caro) y en el amplio aparcamiento encontraremos unos baños si son necesarios.







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